Cosas que no se deben prohibir a los niños
Prohibir muchas conductas en los niños hace que puedan llegar a caer en una sobreprotección, impidiéndoles explorar y conocer cómo funciona el mundo en el que se mueven.
Les dotamos de inseguridades y miedos. Muchas veces el adulto lo hace movido por sus propios miedos, y otras porque en la sociedad que vivimos hoy en día no tienen el tiempo suficiente para prestarles la atención necesaria a los niños para que puedan investigar el entorno a su ritmo.
Por eso, hay comportamientos en los que los adultos debieran tener más paciencia y no prohibir de inmediato. Como por ejemplo:
- Correr, saltar, gritar
Es la manera que tienen los niños pequeños de expresar sus emociones y de relajarse. Es necesario que se eduque pero no prohibirlo. Los padres deben tomar conciencia de esto, ser pacientes y poner normas y límites en los que el niño pueda moverse y expresarse libremente. De hecho, cuando notemos que nuestro hijo deja de correr o saltar, debemos estar alerta, pues podría estar ocurriéndole algo.
- Trepar
Los niños tienen mucha energía y desprenden muchas ganas de conocer todo lo que les rodea. Cuando un niño se sube a lo alto de un columpio, los padres no deben prohibirlo, es mejor que dediquen sus esfuerzos a enseñarle a subir y bajar bien y aprenda hacerlo.
- Dibujar
Con la excusa de que lo va a ensuciar todo no se le deja ni pintar, ni dibujar al niño, y en consecuencia se le coarta la creatividad. Con ello, deja de desarrollar su imaginación y se le limita la salida de sus emociones de manera correcta.
- Comer solos
A causa del poco tiempo que tienen los adultos en la sociedad de hoy en día es más fácil y más limpio dar de comer a los niños. Al hacerlo, le quitan al niño la oportunidad de aprender e ir cogiendo confianza en sus capacidades. El niño necesita sentirse útil.
- Dar su opinión
El niño tiene sus propios pensamientos y deseos. Necesitan tener un espacio donde expresarlo, de igual a igual. Por eso, es importante que no se reprima lo que tiene que decir con expresiones como: 'yo sé lo que necesitas ahora, tu eres muy pequeño para entenderlo'.
Es importante que escuchemos a los niños de una manera atenta (que ellos sientan que les estamos escuchando) y sin juzgarles. No solo se sentirá escuchado, sino que estaremos sentando las bases de cómo los pequeños se van a relacionar con otras personas de su entorno. Tan importante es las palabras que escojamos para dirigirnos a ellos como nuestro lenguaje corporal.
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